Como los seres humanos en el siglo 21, creo que nuestras mentes han sido condicionados a considerar reflexivamente cada compra potencial que estamos expuestos, para visualizar la posesión de ese producto en particular aunque sea por un momento. Casi todas las industrias de la tecnología a la moda se basa en un modelo de obsolescencia diseñado y modas desechables, y estamos constantemente recordado que lo que tenemos es obsoleta y necesita ser reemplazado. Es agotador. E incluso, creo que es imposible inmunizar completamente a sí mismo a esos impulsos subconscientes que nos empujan a gastar. Luchando a menudo se siente como el drenaje cediendo.
El punto de vista qué quiero dejar claro, es que entre más posibilidades de elección es sin duda mejor, lo que hasta cierto punto es verdad pero tener demasiada variedad, como lo hacemos ahora, es potencialmente nos fastidie y nos termine llevando a volvernos miserables con nuestras elecciones.
Porque el dinero se equipara esencialmente con la supervivencia en el mundo moderno, por lo que la elección del consumidor a veces puede convertirse en una presión debilitante que le hace incapaz de elegir en absoluto. De acuerdo con un estudio realizado en un supermercado de California, cuando los compradores se presentaron con 24 opciones de mermelada, sólo el 3% de ellos en realidad terminó comprando uno. Esa cifra se eleva al 30% cuando el número de atascos se reduce a 6%. Una abundancia de elección tiene el potencial para acribillar con la ansiedad porque como nuestro aumento opciones, también lo hacen nuestras posibilidades de recoger el incorrecto.
Además, ¿Quién dice que una mayor variedad es inherentemente mejor? Como he mencionado anteriormente, las marcas, anunciantes y otros utilizan esto para enmarcar una amplia elección de los consumidores como una forma de libertad, una expresión de la naturaleza fundamentalmente democrático de libre mercado, pero la libertad de los consumidores es una libertad falsa, una que sirve para distraer la atención de la realización incómoda que no podemos hacer el tipo de decisiones que realmente importan.
Las decisiones que no importan, y las decisiones que importan son cada vez más fuera del alcance de todos nosotros. En su lugar, nos queda reflexionar sobre como nos gustaría nuestras preferencias de consumo, que nos da una ilusión de libertad. Aunque todas nuestras abundantes opciones de los consumidores hacen que estas opciones sean de ninguna importancia en absoluto.
Referente: Highsnobiety