Desde que las marcas comerciales se dieron cuenta de que el deporte es una inagotable fuente de negocios la rivalidad que existe en los juegos olímpicos no solo es entre los atletas olímpicos, sino también en el mundo del marketing deportivo por ser el mejor en Río, demostrando una vez más que en el marketing y en el amor todo se vale y no hay tiempo para la autocomplacencia.
Under Armour y Nike nos ponen el ejemplo más claro del por qué no debes de cantar victoria antes de tiempo.
Antes que nada deben saber que Under Armour es el patrocinador oficial de Michael Phelps fuera de las competencias olímpicas y que su campaña #RuleYourself fue la estrategia que tuvo como objetivos sobresalir del resto de las marca antes de iniciar los Juegos Olímpicos.
Sin embargo Phelps, como integrante del Equipo Olímpico Estadounidense, está obligado a lucir indumentaria Nike, patrocinadora oficial del mismo, pero sólo en competiciones oficiales, más no fuera de ellas.
Pero, recordemos que no puedes bajar la guardia aunque la batalla esté a punto de ser ganada, pues nunca sabes qué estrategia tiene planeada tu competidor. Esto le paso a Under Armour cuando creyó estar en la sima del podio y llego Nike a derribarlo.
Los ecos de la gesta de Michael Phelps aún resuenan en Río, lo que ha llevado a que sea el protagonista en varios reportajes y portadas en los medios. Una de ellas, quizás la de más importancia, es la concedida a la prestigiosa Sports Illustrated, que adorna su última portada con las medallas obtenidas por el nadador en los Juegos de Río.
Hasta aquí pudiera parecer todo normal sino fuera por un detalle, una clara encerrona organizada por la firma estadounidense Nike y que ha contado con la necesaria y consentida colaboración del Comité Olímpico Estadounidense, además de poner con los nervios de punta a los directivos de Under Armour nada más al ver la misma.
En dicho reportaje aparece luciendo el logotipo de Nike, lo que le ha originado una exposición multimillonaria a la firma que a su vez ha supuesto el enojo de Under Armour, compañía presidida por Kevin Plank. Quienes han exigido explicaciones a la revista y al propio Comité Olímpico USA. Por parte de los implicados la respuesta ha sido superflua y silenciosa.
Al parecer Under Armour no estaba preparado para recibir lo que es considerada como una estrategia perfectamente organizada por Nike y no le queda más que estalla en cólera